Pablo Sebastián Salminici y Mario Castelao, ambos martilleros, al día de hoy aún aparecen como «activos» en la web oficial del Colegio de Martilleros Departamento Judicial Mar del Plata. ¿Quiénes son? Hagamos un poco de historia.

Adolfo Salvador Salminici fue un ex policía que durante varios años se desempeñó como administrador del edificio SEMAR XI de la ciudad de Mar del Plata. Desde esa función, estafó de manera reiterada a los miembros del consorcio del edificio de varias maneras: gastos extraordinarios que nunca fueron demostrados, pólizas de seguro con sobreprecios, etc. Pero lo más grave, fueron los remates. Salminici envió a juicio por supuestas deudas por expensas a varios propietarios dueños de las cocheras del edificio, en un procedimiento que se repetía de manera calcada una y otra vez: denunciaban un domicilio legal falso —de algún miembro de la familia o su círculo cercano—, enviaban allí las intimaciones de pago y, al no recibir respuesta, pedían el remate del inmueble. A veces, iniciaban varias causas por las mismas deudas, buscando conseguir la sentencia más favorable. Una vez ordenado el remate, quien siempre oficiaba las subastas era el mismo martillero: Mario Castelao, que era quien se aseguraba de que el bien sólo lo pudiera comprar algún miembro de la familia Salminici, o alguno de sus allegados. Para esto, contaban con la asistencia de los miembros de la llamada «Liga de Remates», que se ocupaban de intimidar a los demás oferentes. Así fue cómo se quedaron con varias cocheras del edificio por precios irrisorios.

Pablo Sebastián Salminici no sólo fue parte de Salminici SRL y fue condenado por estafar al consorcio del edificio que administraban, sino que además ahora la justicia lo investiga por lavados de activos; ya que se sospecha que el dinero que invirtieron con su familia para comprar, demoler y construir un edificio que hoy alquilan en su gran mayoría, provino de las estafas que llevaron adelante como administradores del SEMAR XI.

La actividad como martillero de Pablo Sebastián Salminci resulta muy llamativa: todas las propiedades que ofrecía para la venta o alquiler a través de publicaciones en redes sociales, o que se pueden ver aún hoy en su canal de YouTube, están ubicadas en el edificio SEMAR XI. Varias de esas propiedades ofrecidas eran, justamente, cocheras.

¿No debería el Colegio de Martilleros Departamento Judicial Mar del Plata proteger a la sociedad de estos dos depredadores? Muy por el contrario, si alguien quisiera referenciarse en esta institución para ver si se trata de personas que tienen «todos los papeles en regla» como para cerrar una operación inmobiliaria, los encontraría como que están activos. ¿No deberían retirarlos a los dos del registro?

Se ve que el Colegio está muy ocupado tratando de impedir que los martilleros que operan de manera legal, pero a través de los servicios que ofrecen diferentes franquicias inmobiliarias como REMAX o Century 21, puedan trabajar. En el temario de una de sus últimas asambleas aparece: «se ha estado trabajando para evitar la apertura de una nueva oficina de franquicia». En las notas que le dirigen al intendente, lo molestan por cuestiones absolutamente irrelevantes: se quejan por las publicidades que aparecieron en las competencias deportiva IRONMAN y ENDURO, o porque la municipalidad no dedica recursos a retirar los carteles que a ellos les parece que no tendrían que estar en la calle. ¿Se puede estar más alejado de la realidad?

Estas actitudes refuerzan cada vez más el hecho de que el Colegio de Martilleros Departamento Judicial Mar del Plata no funciona como garante de la probidad de sus miembros, sino como una corporación mafiosa que utiliza su pátina de supuesta institucionalidad para presionar a sus competidores comerciales e impedirles trabajar.
Si de verdad les importara proteger a los ciudadanos de posibles estafas, los registros de Salminici y Castelao deberían estar, hace rato largo ya, completamente suspendidos.